20 de enero de 2011

No olvides, no traiciones.

Yo busco calidad de vida
mientras la gente se suicida.
Loquillo.


En el metro de Bilbao, el responsable de seguridad observa con suspicacia cómo rebusco en mi mochila de retales el abono de transportes. Mientras hago equilibrios para no perder los auriculares ni el libro que sostengo a duras penas debajo del brazo, un señor de traje y corbata salta discretamente la barrera de entrada. Al parecer, al segurata le llama más la atención mi camiseta de La Polla Records.

El Ministerio de Hacienda se encuentra en Guzmán el Bueno, enfrente de la sede central de la Guardia Civil. A un lado, un colegio público; al otro, un bazar chino de los que recuerdan al tiempo de los "Todo a 100", cuando mi abuelo me daba una moneda de veinte duros y me dejaba elegir regalo. A la altura del segundo o tercer piso, un inmenso escudo nacional inserto todavía, como por un error tonto o un descuido sin importancia, en un águila imperial.

Dos chavales esperan, impacientes, ante el mostrador de carnés de la Biblioteca Nacional. "Sí, perfecto, ¿qué desean investigar?", y se dan media vuelta frustrada su intención de acceder al patrimonio que tan de todos es.

En la Plaza Mayor confluyen cada vez más personas con la calle por hogar, a rastras una manta y un cartón, y grupos de chicos inmigrantes que aprovechan el buen tiempo para pasear y tomar el sol. Los primeros no existen, no están, ¿qué, dónde?, no los veo, no. Los segundos sí. Y molestan.

Llamadme idiota, pero las cosas no me cuadran.

1 comentario:

  1. Me gusta, por no decir "no me gusta".
    Pero menos nihilismo y más David Bowie!! :)

    Hay cosas que no cuadran, pero también las hay que sí. Y de forma total e indiscutible.

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